martes, 23 de septiembre de 2008

Los girasoles ciegos


Ayer fui a ver esta película que me dejó con una sensación de rábia, como siempre me pasa en estos casos. Películas que tratan sobre la dictadura franquista, en la que a través de una historia personal donde te implicas con el personaje en cuestión, te narran la desgracia de toda esa gente que tuvo que sufrir tanto por el hecho de pensar contrariamente al régimen de Franco. Cuando veo estas películas no puedo evitar emocionarme, pensar que aquello que estoy viendo ocurrió de verdad y no hace relativamente mucho tiempo. Lo siento cercano, aún más cuando tengo una abuela que vivió todo aquello y que aún está aquí para contarlo. Pienso en la gente que tuvo que vivir escondida en zulos, en sus propias casas. Evitando ser vistos por sus propios vecinos, entre los cuales había algún partidario de Franco que no dudaría en delatarlo si supiera de su existencia. Murió mucha gente, injustamente. Quedaron muchas madres, hijas, esposas viviendo toda su vida con la pena de haber perdido a uno de sus seres queridos por una absurda razón, tan absurda como el pensar diferente. Personas que luchaban por la libertad, personas anónimas que no estaban dispuestas a renunciar a sus pensamientos de izquierdas, no íban a sucumbir a los idelaes impuestos por la fuerza de unos desalmados, desgraciados ávidos de poder.

Toda esta carga emocional está volcada en Maribel Verdú y Javier Cámara, y un aspirante a cura, cuya vocación queda en entredicho durante toda la historia. Se obsesiona con ella, de tal manera que pierde el oremus...él es el profesor del hijo menor de ella, lo que complica la situación de tal forma que todo desencadena a un fatal desenlace.

Impresionante actuación de Maribel Verdú, para mí la mejor actriz española del momento a la que, la tan admirada Penélope Cruz, pese a que no siempre me desagrada, no le llega ni a la suela de los zapatos. La piel de gallina en un momento concreto de la película, hacía tiempo que no me estremecia de esa manera. Y eso solo lo puede conseguir alguien como ella. Se parece a la sensación, al estremecimiento que sentí viendo Salvador, la historia de Puig Antich, con Daniel Brühl, otro gran actor al que descubrí en Goodbye Lenin, maravillosa película.

No os la perdáis. Los girasoles ciegos, una cita a la que no podéis faltar.

Besos...


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4 comentarios:

Alberto dijo...

Pues sinceramente.... yo desde hace tiempo estoy un poco cansado de historias de la guerra civil. Llevamos un montón de años dándole vueltas a lo mismo y no salimos de ahí.

vane dijo...

Tampoco paran de hacer películas sobre Vietnam y sobre la II guerra mundial...pero es que son temas recurrentes, ya lo sabemos...

De todas maneras siempre se agradece una película bien hecha, sea del tema que sea. No crees?

Anónimo dijo...

Pues yo creo que, recordar a gente que dió su vida por la libertad, algo que nosotros no valoramos porque no hemos perdido, es algo tremendamente hermoso.
Ya no queda romanticismo en el mundo, nadie daría su vida por un sueño. Suerte que otros lo hicieron por nosotros, y nos regalaron una vida mejor.

Kisses!

vane dijo...

Aunque yo creo que muchas de esas personas están bastante decepcionadas con el presente. Creo que su lucha era para conseguir algo mejor de lo que tenemos ahora...estoy segura de que su lucha la deberíamos seguir nosotros, aunque no conozco a nadie dispuesto a dar su vida por un sueño...es por eso que siempre les deberemos algo a todos aquellos que como tu dices Álex, dieron su vida por la libertad.