Incertidumbre

Cuando te embarcas en algún proyecto, sea el que sea, siempre quisieras saber cómo acabará éste, supongo que se deberá a esa necesidad de controlar todo lo que nos pasa, a saber siempre donde estamos, en qué situación estamos jugando nuestras cartas...
Creo que en el fondo lo bonito, lo especial y maravilloso está precisamente en no saberlo, en que las cosas nos sorprendan, para bien o para mal. Porque sería tan aburrido hacer planes, crear un proyecto sabiendo cómo acabará...no tendría gracia, sería absurdo para mí.

Las cosas importantes, las que valen la pena siempre son las que nos sorprenden. Es como cuando empezamos una relación, el miedo se apodera de nosotros y más aún a estas edades, estamos ya de vuelta de muchas cosas, y fantasmas del pasado nos visitan y hacen que vayamos con pies de plomo...qué pena no? Que fantástica es la inocencia del que empieza algo sin miedo, con la ilusión y espontaneidad de un adolescente. Yo me quedo con eso, obvio los miedos, y aunque sé los riesgos a los que me expongo, me limito a disfrutar de ese principio que tanto me enriquece, porque yo no entiendo el amor de otra manera. Ese sentimiento merece ser vivido al cien por cien, merece ser disfrutado, aprovechado porque si no es así, es mejor no empezar nada.

Sea como sea, y aún habiendo pasado momentos muy complicados sentimentalmente, me doy cuenta de la capacidad que tengo para empezar de cero, me siento fuerte, tanto como para destruir a esos fantasmas simplemente con una sonrisa y una mirada optimista y positiva al futuro que me espera.

Sin saber si lo que me espera es bueno o malo, sin saber qué pasará, sin tener el control de la situación, me siento feliz. Llevo muchos días sintiéndome feliz e ilusionada. Aunque las cosas no acaben como yo espero, nadie me va a quitar esta felicidad que he sentido, por lo que ya habrá valido la pena.

Como siempre digo la vida es lo que vives cada día, mientras sueñas en que tu mañana sea perfecto, esos días, mientras sueñas...esos días son tu vida. El presente es lo que cuenta y yo me lo como a bocados.

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