lunes, 7 de enero de 2008

La pelu y yo

Yo no suelo ir a la “pelu” demasiado. Como mucho voy 2 o tres veces al año…sí la verdad es que soy un poco dejada en lo que se refiere a estos temas.

Pero ya estaba empezando a ser urgente, así que me decidí a pedir hora. Fui al lado del trabajo.

Entro. Una mujer muy amable y sonriente me quita y guarda el abrigo. La estilista me sienta delante del espejo y se dispone a decir las mismas cosas que tengo que escuchar cada vez que hago el esfuerzo de adecentar un poco mi aspecto.
“Tienes las puntas muy mal eh? Tendremos que cortar bastante…y has pensado en hacerte esto? y lo otro?”

En fin…que te encuentras sentada en una butaca, viendo como esa extraña no para de toquetear tu pelo como si de un experimento se tratara, mientras va hablando frunciendo el ceño, para así demostrarte cuanto le preocupa tu salud capilar.

Llega la hora de las mechas. Después de que te enseñen toda una variedad de tonos que van con tu cabello. Yo no sé si lo harán todas las mujeres, pero a mi me produce tal agobio, que siempre dejo que decidan ellas. :)

Se pone manos a la obra. Pinza por aquí, pincelada por allá…y cuando termina te meten la cabeza en una especie de calentador con forma de ovni, te piden que no te muevas demasiado, te dan un par de revistas del corazón y te abandonan ahí más de media hora cociéndote cual pollo.

De repente miro a los lados y me doy cuenta de que el cristal que da a la calle es transparente. Dios! Me siento como un bicho raro en un escaparate!!. Alguien sabe a que se debe esa manía que tienen en las peluquerías de tener los cristales transparentes?? La verdad, no me hace ni puñetera gracia que desde la calle me vean con estas pintas. El resultado final puede ser mejor o peor, pero por Dios! el proceso por el cual has de pasar para llegar a estar más o menos mona no lo debería ver nadie!
Pero si hasta yo me río de mi misma cuendo me veo en el espejo con todas esas pinzas de colores y el pelo lleno de tinte! :)

Cuando ya no te queda nada que leer, y estás a punto de quedarte frita, llega la peluquera, que siempre te pregunta con voz alegre: “Que tal?” que digo yo, qué pregunta más absurda no?…Pues ya ves! Aquí cociéndome!!

Entonces te acompañan a lavarte la cabeza. Oh!! eso sí me gusta!!
Te recuestas, sientes como el agua calentita resbala por tu cuero cabelludo y después del jabón, el suavizante, la mascarilla y sabe dios que más, te dan un agradable masaje que apenas dura un minuto, porque si fuera más largo la gente se dormiría…yo seguro!

Te pasan a la butaca de nuevo, esta vez sin el calienta-cabezas :), llega la peluquera que te vuelve a preguntar: “Que tal?”…en fin…

Entonces empieza a cortar. Como ya he dicho antes, yo las dejo que hagan un poco lo que quieran, pero eso sí, respetando unas normas que siempre pongo antes del primer tijeretazo.

Primero, no lo quiero muy corto y segundo, el flequillo largo.

Bien, parece que lo ha entendido y se dispone a empezar a cortar.
Va cortando mientras no para de hablarme de los diferentes productos que le irían bien a mi cabello y que por supuesto tienen a la venta.

De repente veo que se está emocionando y Zás!! se le va la mano y corta demasiado! Madre mía!! Lo único que le pido y va y a la tía se le va la mano…
A partir de ese momento me resigno y pienso “Bueno ya crecerá…” y la dejo seguir.

Por fin termina. Me da el espejito para que vea lo mona que me ha dejado. Bueno- pienso yo- cuando me lo lave en casa y me lo peine yo, me quedará mejor. Mientras sonrío y me dirijo al mostrador a pagar la mega-factura que me plantan delante. Ella va cobrando y le comenta a la compañera que pasa por ahí escoba en mano, lo mona que estoy, que qué diferencia de cuando has entrado…y la compañera está totalmente de acuerdo, claro.

Y yo, salgo de ahí con cien euros menos en mi cuenta corriente y con un new look al gusto de la peluquera al que tendré que acostumbrarme hasta que vuelva a crecer.

Un saludo!

3 comentarios:

Omphalos dijo...

Buenos días,

Siempre me ha fascinado la capacidad de pasar horas en una peluquería que parecen tener todas las mujeres. Y está claro que tú no eres menos ;-)

Yo, que cuando llevo 30 minutos ya me muero del agobio... a mi, que me ven entrar y ya están preguntando "lo de siempre?"...

Pero bueno, no te queda tan mal :-)

Un beso!

Alberto dijo...

Pues si te resulta incomodo pasar horas en la peluquería, haz como yo que solo intercambio dos frases con el peluquero.
El: Como?
Yo: Al uno.
5 min mas tarde.
Yo: Cuanto?
El: seis ochenta.

Y todos tan contentos. Soy demasiado sencillo? o tengo demasiado poco pelo?

vane dijo...

Hombre...pero tú crees que me quedaría bien al uno? :)

De todas maneras me lo pensaré para la próxima vez.

Un beso!